17 DE NOVIEMBRE DE 1972 (Día del Militante)

El 17 de Noviembre de 1972, luego de 17 años de exilio, retornaba a la Argentina, el General Juan Domingo Perón.
Solo una profunda fe y un entrañable amor entre el General y su Pueblo, hicieron posible este acontecimiento protagonizado además, por una militancia a la que se debe reconocer y recordar.
Desde Roma, el 14 de noviembre, el General Perón declara a los periodistas italianos: “Veremos si se puede crear un poco de paz entre los argentinos, que son tan revoltosos. Hemos pensado que se puede hacer una misión de pacificación; la intentaremos.”
“Los rencores, todos los rencores pueden detenerse en bien del país. Creo que si la gente tiene suficiente grandeza, todo es posible.”
Mientras tanto en la Argentina, hay movimiento de tropas para “mantener el orden”. Más de 30.000 efectivos intervienen en un operativo de “disuasión”.
El gobierno de facto del general Lanusse, decreta el estado de sitio no permitiendo reuniones ni manifestaciones.
Las inmediaciones del aeropuerto internacional de Ezeiza, son controladas por las fuerzas armadas.
El P.E. decreta un cese de tareas por 24 horas y lo hace extensivo hasta el día 18 de noviembre inclusive.
No obstante el operativo cerrojo, y las intimidaciones, la militancia junto al pueblo se moviliza e intenta llegar hasta Perón.
Los tanques en la autopista Richieri tienen por objeto evitar que el pueblo se acerque a ver a su líder.
Aquel viernes 17 de noviembre a las 11.25 pisa el suelo de la Patria el avión DC-8 de Alitalia, trayendo de regreso a Perón, cumpliendo el sueño de la inmensa mayoría del pueblo argentino como así también de miles de militantes que a lo largo de todos esos años dejaron jirones de su vida por ver realizada su misión: “Perón Vuelve”.
A diferencia de los dos grandes exiliados argentinos que murieron lejos de su patria (el General José de San Martín y el Brigadier General Juan Manuel de Rosas), el General Perón ya en su tierra, es recibido por José Ignacio Rucci quien con su paraguas, lo cubre de la lluvia, y se dirige al Hotel Internacional.
El personal del aeropuerto lo aclama. Los periodistas con sus cámaras registran la escena en silencio. 300 compañeros lo esperan y saludan.
La multitud, por los tanques, no ha podido llegar.
Permanece en el Hotel Internacional hasta el sábado 18 y logrando liberarse se dirige hacia la casa ubicada en la calle Gaspar Campos 1065, en la localidad de Vicente López.
A partir de la medianoche, una muchedumbre se instala frente a la casa con sus bombos, cánticos y cariño hacia ese hombre que ha vuelto para trabajar por la unidad de todos los argentinos.
Durante ese fin de semana lo visitan dirigentes de partidos políticos, sindicalistas, empresarios, sacerdotes, miembros de las fuerzas armadas y todos los medios de prensa nacional e internacional.
Se destacan entre los visitantes los ex presidentes Arturo Frondizi y Roberto Marcelo Levingston ( de facto); Oscar Alende, Héctor Sandler, Horacio Sueldo, Vicente Solano Lima y el Dr. Ricardo Balbín.
Con todos planteaba y trabajaba por la Unidad Nacional.
El Dr. Ricardo Balbín expresaría refiriéndose a esos encuentros: “Nunca había tenido oportunidad de conversar personalmente con él, y estaban muy duras las cosas para hablar de la época de sus primeros gobiernos; pero en noviembre de 1972, fue como si siempre hubiésemos hablado. Qué cosa curiosa: fue como dejar todo lo de ayer para empezar un nuevo camino”.
Ese “nuevo camino”, como lo recuerda Fermín Chávez, fue una realidad tras el fracaso del “Gran Acuerdo Nacional” propuesto por el General Lanusse, como una forma de continuismo. Y así pudo evitarse la interrupción del proceso institucional abierto y se pudo llegar, sin otros sobresaltos, a los comicios del 11 de marzo de 1973.
Al recordar este hecho de nuestra historia reciente, es inevitable destacar el esfuerzo y compromiso del militante político de entonces, y refundar en él y en Perón el rol del militante de siempre.
El militante que realiza y entrega el trabajo de toda una vida por una causa. Hoy, entregarse de igual manera, es la mejor ofrenda no solo a la memoria de Perón, sino a nuestro pueblo. Con reconocimiento o sin él; no interesa, es lo de menos. Lo fundamental es hacerlo bien y a conciencia, sin esperar nada, porque no hay nada que esperar; de lo contrario, que se haga otra cosa.
Hoy, al evocar al militante, el primero de ellos, el General Perón nos decía alguna vez desde su exilio: “POR ARRIBA APARECEN EL HUMO Y EL VIENTO DE LA FIGURACION, LA HOJARASCA, LA ESPUMA DEL OLEAJE, LAS APETENCIAS TRANSITORIAS Y NO GENUINAS.
POR ABAJO, LA PIEDRA SILLAR, LOS MATERIALES ACARREADOS POR LA ABNEGACION Y EL SACRIFICIO, LOS SERES QUE COMO USTEDES SE IDENTIFICAN CON EL DOLOR DE LA TIERRA, Y QUE SON CAPACES DE TODAS LAS GRANDEZAS Y DE TODOS LOS RENUNCIAMIENTOS MENOS AL DE SU DIGNIDAD.”
“YO FORMO FILA CON USTEDES EN LA INTACTA BASE DE LA PIRAMIDE. SOY UNA PIEDRA MAS DEL CIMIENTO SILLAR.
ACEPTENME COMO UN MILITANTE CUALQUIERA, PERO ENTRE LOS QUE SE SITUAN EN LA BASE PERMANENTE DE LA CONSTRUCCION, LA QUE PERMANECERA FIRME E INALTERABLE POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS, INDIFERENTE A LA FUERZA DE LOS HURACANES Y DISPUESTO A PERMANECER ALLI CON LA FUERZA DE NUESTROS PRINCIPIOS DOCTRINARIOS SIN OTRA APETENCIA QUE SERVIR A LOS INTERESES PERMANENTES DE LA REPUBLICA.” (Del “Memorial de Puerta de Hierro” tomo I).

Carlos H. Hadad